Las baterías de carbono-zinc destacan en aplicaciones de uso intermitente, en las que los dispositivos se encienden y apagan periódicamente, un patrón de uso común para muchos dispositivos de bajo consumo. A diferencia de algunos tipos de baterías que experimentan fluctuaciones de voltaje o problemas de "recuperación" (recuperando voltaje temporalmente después del descanso, lo que genera indicadores falsos de baja potencia), las baterías de carbono-zinc mantienen un rendimiento constante a través de ciclos de uso e inactividad. Esta estabilidad es fundamental para dispositivos como los controles remotos, que pueden permanecer inactivos durante días y luego necesitan suministrar energía instantánea cuando se presiona un botón.
Dispositivos como los timbres inalámbricos, que se activan sólo cuando se activan, y los detectores de humo en modo de espera también se benefician de este rendimiento intermitente confiable. La reacción electroquímica controlada en las baterías de carbono-zinc garantiza que la energía esté disponible según la demanda, sin necesidad de tiempo de "calentamiento" ni degradación del rendimiento después de períodos de inactividad. Incluso en dispositivos que requieren breves ráfagas ocasionales de energía (como las cámaras digitales básicas que se usan con moderación), las baterías de carbono y zinc brindan suficiente energía para completar la tarea. Su capacidad para funcionar de manera consistente en escenarios de uso intermitente los convierte en una opción confiable para el flujo y reflujo del uso diario de dispositivos.