Las características de seguridad mejoradas hacen de nuestras baterías de carbono-zinc una opción segura para hogares con niños y dispositivos que requieren una instalación a largo plazo. La robusta carcasa de acero proporciona protección física contra impactos y compresión, mientras que la construcción sellada evita fugas de electrolitos que podrían dañar los componentes electrónicos sensibles o provocar quemaduras químicas. También hemos incorporado aditivos retardantes de llama en la fórmula del electrolito para minimizar los riesgos de incendio en el improbable caso de cortocircuito o sobrecalentamiento. Cada batería se somete a rigurosas pruebas de seguridad, que incluyen simulaciones de choque térmico y cortocircuito, para garantizar el cumplimiento de los estándares de seguridad globales, como las certificaciones UL e IEC. Para los juguetes de los niños, este diseño de seguridad es especialmente crítico, ya que reduce el riesgo de lesiones por rotura o fuga accidental de la batería. Además, la composición no tóxica de nuestras baterías de carbono y zinc (sin mercurio ni cadmio) significa que no presentan riesgos para la salud si se ingieren accidentalmente (aunque aún se recomienda su eliminación adecuada). Para los padres y cuidadores, esta combinación de seguridad física y química brinda tranquilidad al saber que las baterías que alimentan los juguetes y dispositivos domésticos de sus hijos están diseñadas teniendo en cuenta la protección del usuario.
